domingo, 20 de mayo de 2007

Juan José Odino - Fotógrafo

ENTREVISTA CON
JUAN JOSÉ ODINO
Instantáneas de un fotógrafo




Para él, la fotografía nació en sus juveniles 19 años cuando vio unas imágenes de Cartier Bresson y se dijo a sí mismo que eso es lo que quería para su vida.
En sus inicios tomó clases con Adelqui Pellegrino y si bien ha viajado y realizado pilas de cursos y seminarios en Córdoba, Buenos Aires, Cuba y Europa; él se define como un “estudioso de la fotografía de fuerza propia”.
Mientras trabajaba en un hotel de la ciudad se dedicaba de manera aficionada a la fotografía; pero a partir de 2002, ya sin empleo, se inclinó de llenó por la imagen estática, por el arte... por la fotografía.
Un par de años después, conjuntamente con otros cuatro fotógrafos fundaron el FOTO/ESPACIO F5 desde donde intentan realzar el valor de la fotografía para la ciudad como elemento artístico y el valor para la memoria de un pueblo. Un pueblo que desde sus inicios no se preocupó como debía por conservar su historia, o como dice Juan José, un lugar donde en general “no hay un sentido de pertenencia, porque Villa María se fundó con gente de paso y así es hasta hoy”. Todos sabemos, que por más que reneguemos de esta aseveración mucho de cierto tiene.
Motivados por las recientes conferencias a cargo de fotógrafos cubanos en nuestra ciudad, EL DIARIO Cultura visitó la casona en Corrientes 581 y se contactó con uno de los organizadores del evento y uno de los miembros fundadores de FOTO/ESPACIO F5. De eso y mucho más damos cuenta sin más demora.


- ¿Contanos qué es el FOTO/ESPACIO F5? ¿Qué actividades realizan?
- Cuando nosotros lo fundamos (28/10/2004) éramos cinco integrantes, queríamos construir un espacio para permitir que la fotografía ocupe ese lugar que se merece. Partíamos de un análisis de que en Villa María la fotografía no estaba considerada de esa manera. El F5 está integrado en la actualidad por Mara Carmona, Daniel Albornoz y Juan José Odino. Armamos viajes fotográficos, hacemos muestras fotográficas en nuestra galería, se dan cursos de fotografía, talleres, hacemos trabajos conjuntos, trabajos individuales, hemos hecho “El imaginario”, logramos hacer una red de fotográfos de distintas provincias con lo que compartimos la oposición al centralismo porteño; porque en Buenos Aires pasan muchas cosas pero no se mira para el interior. Con esta red, queremos armar un “circuito de muestras”, donde por ejemplo traeríamos una muestra desde Córdoba a Villa María, de acá a la Fototeca de Paraná, de ahí a Salta... es decir todos los lugares donde tenemos contactos permanentes. Nos hemos hecho muy amigos de grupos de Córdoba como “Mirada foto”, otro fotógrafo pampeano muy joven que es un maestro en el laboratorio del blanco y negro, entre otros. Con esto quiero decirte que no somos ni pro-digital, ni pro-película, creemos que todo es fotografía. El año pasado hicimos “El imaginario”, que fue un evento muy importante para Villa María. Hubo 14 muestras simultáneas, pudimos financiarlos con esponsorizaciones e hicimos dos intervenciones callejeras que nos encantó. Siempre dijimos que no sabemos si somos los mejores, lo que sabemos es que tenemos ganas de hacer esto, nos preocupamos por estudiar, por ver fotografías de otros lados que nos abre la cabeza y te construye más la mirada.

- ¿Quienes se pueden denominar fotógrafos?
- Desde un punto de vista no se puede decir que sea fotógrafo alguien que se compra una camarita digital compacta y sale a tirotear, o el que sale de noche sacando fotos con su celular; esa es gente que hace fotografía, pero que no es fotógrafa. Serlo incluye toda una concepción de conocer la materia, el lenguaje utilizado, la historia, los maestros, las tendencias y sobre todo cultivar la mirada.

- ¿Que opinión te merece el hecho de que la fotografía digital esté tan difundida, que el común de la gente prescinda de la figura del fotógrafo para algunos eventos sobretodo sociales?
- El tema es complejo pero te lo resumo, la gente que tiene más de 40 años ha vivido la mayor parte de su vida sin grandes saltos tecnológicos; estos últimos 10 años ha sido tenebroso en la imagen y en las comunicaciones. Todo cambio de este tipo tan acelerado genera desviaciones, o sea, el mal uso de estas tecnologías, ni hablar de los celulares, yo he jugado al ajedrez por correspondencia cuando tenía 16 años. Jugaba muchos partidos con muchos, porque hasta que iba y volvía la carta pasaban 60 días, ahora lo jugás chateando. Entonces si vos comparás esos tiempos con los que se viven hoy, para darte un ejemplo, antes no ibas a comprar al supermercado y desde la góndola llamabas a tu mujer y le preguntabas si elegís Don Lucas o La Tranquera; hoy se hace, es muy natural. Yo creo que hay como una orgía en el uso de estas tecnologías. La cámara digital posibilitó la idea de que “saco total es gratis”, esto diluye el acto sagrado de la mirada fotográfica; o sea, “saco total la cámara hace todo sola, no me importa lo que encuadro porque si no me gusta la borro y la hago de nuevo”, de todo eso que se saca es muy poco el porcentaje que se copia, es decir, que se lleva a papel. La gente no tiene idea que cuando hace clic en la cámara no está haciendo una foto sino un archivo digital. Una foto es una foto impresa, lo otro es un archivo digital. Todo esto ha generado que profesiones de altísimo vuelo como el reportero gráfico, el fotoperiodista, se esté desdibujando, o los que hacen el fotorreportaje han resignado los valores que se pueden generar en una imagen por una cosa más ilustrativa, porque da lo mismo. Actualmente las grandes agencias de noticias, los que manejan el 90% del flujo de imágenes del mundo están despidiendo a los reporteros profesionales y le dan una camarita compacta a un iraquí porque este se puede meter a donde pasan las cosas, que no tiene idea, solo aprieta un botón, luego va a una máquina aprieta otro botón y la foto ya está en Estados Unidos o en Europa, casi en tiempo real. Entonces el tipo que construyó durante años una mirada sobre lo que ocurrió en el mundo y está capacitado para transmitir con un criterio y con un tamiz propio se le tiene que pagar mucha plata y eso no conviene; total la foto la tiene lo mismo, y si se ve sangre mejor.

- ¿Qué cantidad de fotógrafos pensás que hay en Villa María?
- Sucede que ahora se han perdido un poco las fronteras, están los fotógrafos tradicionales que serán unos 15 o 20, los históricos, que se están dedicando fundamentalmente a la fotografía de sociales; después se podría decir que está todo lo que ha generando el F5, que si bien muchos laburan en sociales, ya hay un grupo que está queriendo algo autoral, algo de su obra. Queremos estimular la fotografía autoral en Villa María que no lo está. Una de las luchas es poder vender obras, pero no la obra sacada de un laboratorio comercial, porque finalmente no es su obra, la etapa final la hizo una máquina automática. Con los nuevos medios digitales está lo que equivaldría al laboratorio de blanco y negro que son las impresoras chorro de tinta de altísima calidad, que en la ciudad no hay ni una todavía. Volviendo al tema, la fotografía autoral es este el desafío. La fotografía no es sólo la fotografía de los 15 años y de las bodas o la publicitaria; sino que es todo un medio de comunicación y de expresión, un lenguaje y que sirve a la historia de la ciudad, de los pueblos. Otros fotógrafos son los chicos que están saliendo de la Lic. en Diseño y Producción Audiovisual, pero que hacen sociales para bancarse los estudios o los gastos. En fin, fotógrafos hay un montón.

- ¿Hay trabajos fotográficos en esta ciudad que te gusten?
- En Villa María no hay fotógrafos conocidos que tengan obras o si las tienen no la han mostrado; no obstante me parece que hay fotógrafos con una mirada interesante y con ganas de hacer algo como Raúl Elvira, Jorge Beletti, puede haber otros que no les se el nombre, pero que están dedicados básicamente a lo comercial. Después está lo que ha ido generando el F5, hablamos de 30 o 40 personas, alumnos, aficionados, amigos, los que van a los viajes y demás que están construyendo una mirada propia y van bocetando su mirada personal... van definiendo que quieren contar.

- ¿Qué características presentan los curso que se dictan en el F5?
- Los cursos duran ocho meses, de abril a noviembre y se llama “Taller de fotografía creativa avanzado”, esta palabrita define la profundidad a la que se llega; no es la carrera de fotografía pero tampoco algún cursito que se dicte. Tranquilamente el alumno luego del curso se puede dedicar a la fotografía y vivir de ella con lo que aprende acá. Se enseña todo lo concerniente a la técnica de toma, el manejo del ámbito digital, no damos laboratorio de blanco y negra, la orientación es totalmente digital. Después enseñamos el manejo de la iluminación de interiores y combinado con lo exterior y finalmente la etapa creativa donde se estudia a alguno de los grandes maestros de los principales quiebres en los géneros fotográficos y de estimular una mirada.

- ¿De qué manera se trabaja?
- Por lo general el fotógrafo es un bicho muy individualista por esencia, por eso nosotros lo estamos planteando como colectivo y al platearlo así hay algunos problemas que se generan siempre cuando hay grupos. Mirá, te voy a dar una primicia, siempre tuvimos la idea de querer agrandar el espacio pero a la vez el miedo a que esto se fuera para otros lados; pensando en todo esto surgió la idea de armar una ONG que será una asociación civil, que no será F5 sino que será otra organización y ya estamos con los trámites para obtener la personería. La idea es que la ONG funde la Fototeca de Villa María, con la tarea de recolectar, preservar y restaurar el patrimonio visual de la ciudad. Tener un espacio físico, si es posible que esté provisto por la Municipalidad, armar un estudio fotográfico para que lo puedan usar los socios, tener una publicación de alta calidad visual, con reportajes de la zona, notas sobre las nuevas tecnologías, promover autores fotográficos porque en Villa María está concebida como de sociales; por más que la gente vaya a muestras y demás, no hay un entrenamiento de la mirada fotográfica para valorar ciertas estéticas que es lo que se transmite en la foto; porque no hay que olvidar que la fotografía es una herramienta fantástica para desarrollar pertenencia, referencias históricas y conciencia.


El reloj no se detiene y es un verdadero gusto oír sus anécdotas, sus opiniones y su conocimiento del amplio universo que gira alrededor de la fotografía; pero el espacio y el tiempo se nos acaban, el obturador se está cerrando y la imagen ya está impresa. Hasta el próximo disparo.


LA FOTOGRAFÍA EN CUBA
Exposición de Ramón Cabrales Rosabal y Rufino del Valle Valdés

Consultado sobre esta jornada desarrollada el día miércoles 16 en la sala de conferencias de la Biblioteca Mariano Moreno, Odino nos retrató:
- La visita de los fotográfos cubanos a Villa María surgió a último momento, por ese motivo no hubo mucho tiempo de difundirlo; ellos estaban realizando una gira por el país y se nos presentó la posibilidad de traerlos. Afortunadamente el evento superó ampliamente las expectativas casi al doble, a tal punto de que hubo gente que no pudo ingresar. La sala donde se realizó tiene una capacidad para 90 personas y nosotros habíamos calculado las tres cuartas partes. Creo que la gente se fue conforme y ellos encantados de la gente de Villa María, de la recepción, de las preguntas que le hicieron después de la conferencia.

- ¿Qué temáticas abordaron?
- Ramón Cabrales Rosabal abordó el tema sobre “la fotografía en la Revolución Cubana en la década del ’60”. Realizó una introducción histórica sintética y allí aprendimos que el primer estudio fotográfico estuvo en Cuba. Rufino del Valle Valdés continuó con la fotografía contemporánea en ese país y sus dos tendencias, que luego de escuchar la conferencia, entendimos que es lo que se mantiene como fotografía documental en lo que Cuba es faro a nivel mundial y las nuevas tendencias que van más hacia la plástica, la mezcla de técnicas, hay montajes, aparece lo digital y las prácticas más experimentales y artesanales como por ejemplo sensibilizar madera o piedra y ahí hacer imágenes.

- ¿Cómo estuvo conformado el público que asistió a la jornada?
- Había de todo. Había estudiantes de Bellas Artes, del INESCER, de la UNVM, público en general, gente grande, gente joven, alumnos del F5, fotógrafos de Villa María; es decir, el público fue muy heterogéneo.

- ¿Cómo llegaste a contactarte con ellos?
- En el año 2003 viajé a La Habana a hacer un “Seminario de fotoperiodismo urbano y en situaciones de desastre” que duraba 10 días. Ellos fueron los organizadores y docentes de esa cátedra, que es a nivel latinoamericano. Eran ocho profes en total y tres de ellos fueron los que vinieron a la Argentina. Lo importante de esto es que los cubanos es que una vez que los conocés y te conectás no se olvidan más; esto es muy loco, yo he ido a otros lados y no tuve más novedades de nada. A la semana de que volví de Cuba ya tenía mails de ellos y de ahí no paró más el contacto; personalmente nos volvimos encontrar cuatro años después acá, pero el contacto nunca se perdió. Ellos tienen otra particularidad, en ese seminario que te mencioné el único argentino era yo, pero en otros años fueron otros argentinos; bueno... lo que hicieron ellos fue hacernos poner en contacto con esos fotógrafos de nuestros país y de esa manera nació alguna amistad con Eduardo Segura de Paraná, con Ángeles Egaña de Buenos Aires...

- A grandes rasgos ¿qué particularidades tiene la fotografía en Cuba con la que se hace en Argentina?
- En Cuba y esto tiene que ver con la charla que nos dio Rufino, hay dos tendencias: está la fotografía que se mantiene tradicionalista, que es la fotografía documental donde uno de los sellos particulares es el humor cubano en el registro fotográfico, siempre buscando situaciones con un sesgo humorístico. La otra es una fotografía más autoral, que no tiene nada que envidiarle en lo que se hace en cualquier lugar del mundo; es más, hay fotógrafos cubanos que actualmente venden su obra en galerías de arte de Europa o de Estados Unidos. Eso es un circuito comercial al que sólo acceden unos pocos. Yo tengo una opinión muy personal, no necesariamente porque sean muy buenos; porque además de ser buenos tienen que aprender a manejar el negocio y dar algunas concesiones igual que en la pintura. Creo que el distintivo de la fotografía cubana, dentro de la heterogeneidad de búsquedas, sigue siendo el sesgo distintivo la fotografía documental. Rufino y Ramón dicen que se ha dejado un poco de lado la fotografía épica que era la de la década del ’60 donde los fotógrafos se dedicaron a registrar la revolución y a sus líderes.
(*) Publicado en EL DIARIO DEL CENTRO DEL PAÍS, el domingo 20 de mayo de 2007.-

domingo, 13 de mayo de 2007

Jorge Cuadrado

ROMAGOSA:
UNA HISTORIA DE AMOR DE LOCURA Y DE MUERTE
JORGE CUADRADO EN VILLA MARÍA



Invitado por el Programa Permanente de Extensión del Profesorado en Lengua y Literatura (UNVM) y la Asociación Comunitaria Biblioteca Mariano Moreno, Jorge Cuadrado presentará su libro “Romagosa, una historia imperfecta”. Esta novela que lo ha llevado a realizar presentaciones y charlas en distintos puntos de la provincia lo trae esta vez a Villa María. El evento se realizará en la Biblioteca Mariano Moreno en su nuevo edificio de Av. Sabattini 40, el 17 de mayo a las 20:30 hs.
Cuadrado, reconocido periodista cordobés de los medios televisivos, expone una nueva faceta como escritor de una novela basada en hechos verídicos; la historia de un amor prohibido en la Córdoba de principios de siglo que culminó de manera trágica. Su autor, de 42 años de edad, “narra con una lengua despojada de todo eufemismo, de todo oropel” como reza la contratapa del volumen; estilo que esbozáramos en la edición Nº 142 de nuestro suplemento cuando publicáramos su micro-cuento “La puerta del cielo”.
Unos días antes del evento en cuestión, EL DIARIO Cultura entrevistó al escritor y periodista que a manera de anticipo publicamos a continuación.

- Como periodista te encontrás todos los días de tu vida surcado por crónicas de historias que deben ser algunas más fascinantes que otras. ¿Cuándo fue que dijiste "esta es la historia que quisiera contar"? ¿Por qué una historia de los inicios del Siglo XX y no una actual?
- Daniela, mi mujer, leyó una de las Crónicas de amor y muerte de Mónica Ambort y me dijo que ahí estaba mi novela. En la investigación histórica me encontré con una tragedia que podía ser todas las tragedias, un hombre que podía ser muchos hombres, un héroe imperfecto que podía ser cualquiera de nosotros. Al fin y al cabo, desenterrar y recrear una historia es tan fascinante como vivirla.

- Para la escritura de la novela debiste bucear en las hemerotecas y entrevistarte con familiares de los protagonistas de esta historia, luego de este relevo ¿cuál crees que son las causas por las cuales Romagosa y Bustos terminaron de esa manera? ¿Tenían otra salida? ¿Por qué esa historia es imperfecta?
- Yo no tengo más que conjeturas, y la intención de la novela es hacerse preguntas. Hay varias causas, el honor, la soledad, la falta de horizonte. Observándolo todo desde el mirador del presente es fácil decir que tenían muchas salidas. Lo de “historia imperfecta” tiene que ver con lo incompleto con lo que nunca se alcanza, con esa especie de utopía que suele desalentar a quienes la persiguen tenazmente y hasta llevarlos a la muerte. Pero la clave está en el pretendido heroísmo de Romagosa. Un hombre al que le faltó ese algo que tienen los héroes y por lo tanto fue un héroe incompleto, imperfecto. Su historia no podía ser más que eso.

- ¿Qué aspecto de la novela te interesó resaltar más: la época, los personajes, el hecho en cuestión? ¿Por qué?
- El hombre. Ese hombre que como dice Carlos Gazzera en la contratapa del libro, entregó todo lo que tenía: su profundo sentido de la justicia.

- Como figura periodística vinculada a la televisión, ¿has pensado en la transposición de tus historias a la TV o cine como conjunción dialéctica entre literatura e imagen?
- Sinceramente no. La literatura es un territorio suficientemente amplio, complejo y agradable como para pensar en otra cosa, por ahora. Quizás en un tiempo, quién sabe...

- En una entrevista te consultaron sobre que te hubiese gustado ser si no fueras periodista, a lo que contestaste "espero ser escritor algún día". Luego de la publicación de esta novela que ha tenido una excelente acogida en el público, ¿podrías considerarte escritor? ¿Cuándo crees que uno atraviesa esa barrera de ser "alguien que escribe" para ser un "escritor"?
- El otro día Guillermo Martínez, ganador de un premio Planeta y varios otros, con tres novelas, dos libros de cuento y varios ensayos escritos, decía que él no se sentía escritor, que aún estaba probando para escribir lo que realmente quería. Imaginate yo, que apenas si escribí un libro. Creo que escribir, cualquiera puede, digo que cualquiera puede ponerse una camiseta y jugar un partido y eso no lo convierte en futbolista. Al título lo pone la hinchada, el técnico, los dirigentes, los periodistas deportivos. Ser escritor no parece ser sólo una cuestión de voluntad personal.

- Supongo que luego de la satisfacción que te ha producido la publicación de "Romagosa. Una historia imperfecta" tendrás en mente algún nuevo trabajo iniciado o por comenzar, ¿nos podés adelantar algo?
- En breve va a publicarse una antología de cuentos referidos a elecciones, de varios autores y periodistas cordobeses, entre los que están Cristina Bajo, Reyna Carranza, Fernando López o Miguel Clariá. Por lo demás, estoy escribiendo una serie en capítulos para una revista mensual cordobesa y una novela que algún día, espero, verá la luz.

- ¿Qué expectativas tenés sobre esta presentación en Villa María?
- Las mejores. Poder conversar con la gente sobre el libro, hablar de la historia en la que vivieron los personajes, intercambiar opiniones. Siempre es necesario escuchar, para que la comunicación no sea unidireccional.
(*) Publicado en EL DIARIO DEL CENTRO DEL PAÍS, el domingo 13 de mayo de 2007.-

domingo, 6 de mayo de 2007

Marcelo Dughetti

EL SUFRIMIENTO DE ESCRIBIR
MARCELO DUGHETTI


Pareciera oprimirme.
Hace frío. Sobre el asfalto oscuro y húmedo la llovizna se suicida sin dar explicaciones. Escribo sucintas frases y debo detenerme.
La noche está oscura, la casa en silencio; sólo se escuchan algunos autos en la lejanía.
Dos de mis dedos deben abandonar su constante golpeteo contra el teclado para elevarse hasta mi garganta. Intento con ellos que el cuello de mi pulóver no me siga oprimiendo. En realidad, más que opresión es la impresión de estar con una soga perezosa al cuello... como con un collar imaginario que espera el momento oportuno para ceñirse.
La poesía es plausible de anidar en el lector sentimientos análogos al descrito. Ésta es una de las sensaciones que me asaltaron con posterioridad a la lectura del nuevo libro de Marcelo Dughetti: EL MONTE DE LOS ÁRBOLES SOGUEROS.
Un monte desde el que proviene un eco insistente que no parece detenerse, la treintena de poemas que lo conforman retumban en las copas de sus árboles y caen ante nosotros la soledad, el desamparo, el suicidio; pero también el sexo, la frialdad, la indiferencia, la incertidumbre... En este universo de 45 páginas, Dughetti nos presenta un mundo que describe elípticamente con dolorosa belleza, como dice Schmidt. La soga, quizás el elemento central del libro, recurre en los poemas de diversas maneras; puede aparecer comprada fríamente por quien se mecerá de ella, puede surgir de los gusanos que luego serán hermosas mariposas o puede ser tejida también por una araña; no importa como, el peligro está latente y puede ser mortal.
EL MONTE DE LOS ÁRBOLES SOGUEROS es un sorbo delicioso y lúgubre que deleita nuestros paladares habituados a estéticas del montón.


Desde EL DIARIO Cultura nos contactamos con Marcelo, quien nos regaló una enriquecedora entrevista, que reproducimos en parte a continuación.
- ¿Qué significa el suicidio para Marcelo Dughetti, hombre y poeta?
- Yo comulgo con la idea de Pavese en los diarios que forman ese bellísimo libro, inagotable, potente que es EL OFICIO DE VIVIR. Allí dice que “la idea del suicidio es una protesta de vida. Nada de muerte... no quería morir nunca”. Se hace presente la tragedia del hombre buscando su felicidad o creyendo que la busca cuando en realidad, empuja la piedra eterna de Sísifo hasta la sima de la montaña. Piedra que deberá empujar cada día de su vida. Hay vidas terribles. La piedra se transforma en un universo y nos aplasta con el peso de la desolación. Los caminos por los que se llega al suicidio son diversos. Lo señala Hernán Tejerina en un brillante artículo literario de la revista Recovecos cuando plantea, como dice Camus, que el suicidio, el hecho de matarse es confesar, confesar que uno ha sido sobrepasado por la vida. Después es interesante observar como los que rodeamos esa realidad de los suicidios nos convertimos en impotentes espectadores. Qué hace que asistamos a esa función macabra como sociedad sin intentar cambiar esas elecciones. Hablo como sociedad quiero decir que Villa María no tiene una política establecida, una política de estado que nos ocupe de este tema. No estoy seguro que se pueda evitar. Yo creo como dice Camus que la cuestión parte de la conciencia del absurdo de la vida y agregaría a ello la total soledad frente a ese sentimiento.

- ¿Qué te inspiró a escribir este libro?
- En primera instancia la soledad de la existencia. No depende necesariamente del abandono del estado sino de cuestiones muy íntimas. Cuestiones que se resuelven o no, en la capacidad o no de soportar la conciencia del absurdo de la vida. Pessoa dice en un poema “Intervalo doloroso” del LIBRO DEL DESASOSIEGO “Entre la vida y yo hay un vidrio tenue, por más que yo comprenda y vea a la vida no la puedo tocar”. Ese no poder tocar la vida esa sensación de impotencia me llevo a escribir EL MONTE DE LOS ÁRBOLES SOGUEROS. Además la impresión que me produjo años atrás la serie de suicidios que se dieron en Villa Maria y la región sin que nadie hiciera nada. Época de menemismo tardío, la gente comenzaba a darse cuenta lo que había costado la fiesta del sultán riojano. La mentira del uno a uno. Nada de producción en cambio desembarcaba el juego en Villa Maria, a producir mas desesperados. La droga se transformaba en mercancía de producción para nuestra ciudad y la trata de blancas en un emporio. Y todo esto por qué. Ni más ni menos que ese vidrio tenue. La conciencia del absurdo. Y el mal como un diablo entre las rosas si me permitís parafrasear al maestro.

- ¿Cómo fue el proceso de realización?
- Se escribe sin escribir. Nada misterioso, uno lo va cocinando internamente, lo va sufriendo, lo va pensando. El cuerpo va buscando la salida para el abismo de la creación. Es un salto a la nada. Yo por lo general no trabajo en papel, me siento frente al procesador y allí trabajo. La base de este libro se tejió en un ciber. Así en esa soledad del casillero, frente a la maquina, me sentí asfixiado y con esa necesidad de escribir que es incontrolable. Necesidad de salvarme. Escribo para no matarme. Luego corrijo y allí estoy escribiendo para publicar. Creo en decir y comunicarme, eso me permite seguir viviendo.

- ¿Para vos tu ciudad es un gran monte de árboles sogueros?
- El monte se establece a un costado de la ciudad, en su borde. Como un basural, como un cementerio. Se establece por la locura de los cuerdos felices, fenicios, tecnofundamentalistas a los que molesta la muerte cercana y sus caídos. El monte es una construcción burocrática en un escenario natural. Tiene su personal como toda burocracia. El sereno (el jorobado) y su mucama (Irene la puta) son un personal mitológico pero personal al fin. Al monte van los que no dan más. En este cuento la sociedad y su legendaria crueldad imponen un lugar para ir a morir y abandonar a sus hijos. A Villa María, la Villa María donde lo único que importa es la costanera, los palacios de vidrio y la iluminación céntrica, lo único que le falta es darte la soga, o mejor, como van las cosas seguro que te la venden.

- ¿Considerás que la literatura villamariense camina con una soga al cuello? ¿Qué crees que necesita Villa María y Villa Nueva para seguir promoviendo a los escritores?
- La poesía goza de muy buena salud en la Villa. Esta ciudad a dado poetas como Edith Vera y Alejandro Schimdt. Puede parecer en ocasiones que anda con la soga al cuello pero no es más que una pose. Es una ciudad de poetas más que de narradores y de muy buenos poetas. Por supuesto que después de Alejandro y Edith no se puede escribir para abajo. No puedo volver a escribir como Bruno Ceballos. Alejandro y Edith han subido el umbral, ahora hay que esmerarse por merecerlos. Por supuesto la influencia no debe acabarte, debe ser una posibilidad y un desafío. Lo que si me parece es que no hay muchos movimientos que reflejen ese interés de una sociedad por sus escritores. Por ejemplo de parte de la UNVM que tiene un profesorado de castellano todavía es muy poco lo que se está haciendo, y ojo es muy importante. Uno de los pocos tipos que intentó algo serio sobre la poética villamariense fue el Mgter. Carlos Gazzera y su equipo en el curso del año pasado. Fue un momento muy inteligente e interesante donde nos reunimos a aprender y debatir con fundamento sobre la literatura local y provincial. Profesorados como el Gabriela Mistral en letras tendrían que interactuar más con los escritores locales. Habría que editar más escritores villamarienses. Promoverlos, hacer circular su obra. La biblioteca debería comprar 30 ejemplares o más de cada edición de autor, para llenar las bibliotecas locales en cada barrio o de cada centro vecinal. Promoverlos con toda pasión. Nos hacen falta funcionarios con pasión en la cultura. Un tipo muy interesante en el rescate de los autores locales es Normand Argarate, su trabajo en el Corredor Mediterráneo es impecable.

- ¿Qué escritores locales lees?
- Yo admiro la obra de Alejandro Schmidt la leo con pasión. La ciudad le debe al poeta las obras completas. Es una publicación necesaria. Sería muy bonito tener desde SERIE AMERICANA en adelante, toda la obra de Alejandro compilada. Ese es un proyecto para cultura que ya debería estar en marcha. En general leo todo lo que sale de los escritores locales y lo que puedo conseguir, me nutro y aprendo. También hay escritores que no han conformado aún su obra y no han publicado y son muy buenos. Hay muy buena literatura en estado marginal. Te puedo nombrar a Natalia Gea y a los poetas músicos que conforman el grupo “La Tusca”, entre ellos, al querido Juan y a Marcelo Villarreal.

- Si tuvieras que hacer un pedido a la gente, ¿que le dirías?
- No se que decirle a la gente. Lean, eso les diría... cuando uno lee vive dos veces.



Marcelo Luis Dughetti nació en Villa María en 1970. Su intenso trabajo cultural comprende desde la coordinación de talleres de Teatro de Títeres y de literatura para niños y adultos hasta la actividad radial y periodística en diarios como EL DIARIO y PUNTAL de esta ciudad. Asimismo ha sido colaborador de la revista EL TÍTERE SIN CABEZA (UNC) y miembro fundador de las publicaciones LA ARAÑA DE CARBÓN y ARENA, ambas de Villa María. Actualmente es docente de la escuela Mariano Moreno. Como escritor ha publicado dos libros: ESA JOROBA DE BRONCE (2003) y DÓNDE CAYÓ ESTA MUERTA (Primer premio Provincial de Letras Glauce Baldovín en 2003); tiene inédito además un libro titulado HOSPITAL y otras producciones, como una docena de cuentos que versan sobre el imaginario villamariense y que los agrupó bajo el nombre de LA BICICLETA ROJA.
La presentación se realizó el pasado 27 de abril en la sede de la UEPC. Cerca de un centenar de personas acompañaron al escritor en este grato momento de socializar su tercer trabajo edito, el que vendió 42 libros en esa oportunidad, número más que memorable para la poseía villamariense. El poeta Alejandro Schmidt se encargó de regalarnos las palabras alusivas que hoy tenemos el placer de reproducir en estas páginas. En el evento acompañaron a Marcelo, algunos integrantes de “La Quijota” que interpretaron una versión del Fantasma de la Opera y una más que memorable actuación del grupo local “La Tusca”, quienes deleitaron a los presentes con bellísimas canciones.

(*) Publicado en EL DIARIO DEL CENTRO DEL PAÍS, el domingo 06 de mayo de 2007.-