domingo, 29 de julio de 2007

Gabriela Fontana

Gabriela Fontana
ENTRE GRAFITO, ÓLEOS Y PÍXELES


Su presencia como ilustradora en un libro infantil cordobés, fue la “excusa” para visitarla. Sin embargo, nunca nos imaginaríamos que los dibujos publicados en ese volumen sólo serían la punta de un iceberg, y que más allá de esa superficie visible se encontraba una artista excelsa.
Gabriela Fontana, es una trabajadora del arte que logra combinar los eternos materiales del dibujo y la pintura con las nuevas tecnologías. Una pasión que adquirió al ser alcanzada por una pincelada generacional de pintores en su entorno familiar.
Nos recibe en su casa de Mitre casi Sarmiento y allí nos cuenta que se inspira luego de leer algún libro o mirar alguna película (preferentemente épicas) y que saca algún fotograma como modelo para comenzar una pintura, como es el caso de una de las torres de “El Señor de los Anillos”. Otra de sus mágicas creaciones es lo que ella suele llamar un “diccionario de bichos”, donde insectos que aparentaran cierta evolución o mutación son inmortalizados en la hoja de papel mediante el uso de tinta china y otros materiales.
Gabriela despliega ante nosotros un sinnúmero de trabajos en diversidad de tamaños, formatos, colores y técnicas. En sus eclécticas creaciones recurren los seres mitológicos como duendes, hadas, magos; pero también coexisten las mariposas, los bosques, las flores, las niñas, figuras abstractas y hasta una serie de simbología con grafemas de aparente insignificación. Mientras nos comenta los pormenores de cada uno, Olaf (su perro) deja su impresión a lo largo de toda la grabación, como para recordarnos de que debemos mencionarlo en la nota.
Con tanto material de calidad extendido ante nosotros, la primera pregunta de esta entrevista brotó ineludiblemente.

– ¿Qué estudios cursaste?
– Yo estudié Dibujo Publicitario en la Escuela Lino Eneas Spilimbergo, cuatro años, cuando la carrera de Diseño Gráfico era Dibujo Publicitario; no había computadoras, era todo manual, era todo muy completo. Teníamos clases todos los días donde asistíamos a dibujo artístico, dibujo lineal, color y composición, era todo manual. La inclinación hacia el dibujo lo traigo desde que era chiquita, mi abuelo me enseño a pintar y a dibujar. Mi abuelo me sentaba en su falda y me enseñaba a pintar. Mi tatarabuelo pintaba, mi bisabuelo pintaba, mi abuelo y mi abuela... En la UNVM estuve tres años cursando la Lic. en Diseño Producción de Imagen, pero el estudio era más sobre lo que era televisión y elegí esa carrera porque yo quería hacer dibujos animados...

– ¿Cómo fue que llegaste a ilustrar “El niño que perdió su nombre” (Editorial Comunicarte)?
– Este proyecto surgió hace un par de años cuando conocí a Graciela Pedraza en la casa de una amiga, me la presentó mi prima Fernanda porque trabajaba antes con ella, y yo justo había ido. Mi prima estaba viviendo en el extranjero, cuando vienen, visitan a unos amigos y junto con ella me voy a Córdoba; recuerdo que llevábamos dos sobrinos, como eran chiquitos fui con ella para ayudarla y de paso para dar una vuelta y visitar a unos amigos. Graciela la va a saludar a mi prima a la casa de otra amiga de donde estábamos parando y allí la conozco. Entonces ella me contó que tenía una editorial de cuentos para chicos junto a una socia. Le comenté que yo dibujaba y me pidió que le mandara los dibujos por mail, yo le mandé todos los dibujos y me respondió que le gustaban y que había un proyecto de ilustradores de la provincia de Córdoba pero para gente del interior. Yo le envié todos dibujos infantiles. Ella mandó un cuentito que era sobre un gato; después me lo cambió, por “Cesarito” (personaje del libro que ilustró), entonces me cambió la bocha y me puse a ver que hacer... y le gustaron.

– ¿Vos conocías a la escritora?
– Yo no conocía a la escritora, Graciela me mandaba una parte del cuento, yo le mandaba mis dibujos y ella se los mandaba a la escritora, entonces así estuvimos. Ya cuando estaba con los últimos dibujos se viene a pique todo, se termina el asunto; no sé que problema había con la editorial y no se pudo realizar el cuentito. Yo había guardado todos los dibujitos... Pasado un tiempo vuelve a comunicarse conmigo y me preguntó si me acordaba del cuentito, de los dibujos. Me pregunta si los tenía y yo le dije que sí, pero que no sabía dónde, a lo que respondió “¿Cómo que no sabés donde están?” Entonces me contó que estaba con esta editorial que es Comunicarte; que la parte infantil la manejaba ella. Ella siempre me fue guiando con los cuentos, le mande los dibujos, hice un par nuevos y después firme contrato, y conocí la escritora. Que es re simpática, una señora divina. Cuando hicieron la presentación del libro junto a otros dos textos más, nos encontramos los dibujantes y los escritores, una experiencia muy linda. Estaba lleno de nenes, leyeron fragmentos de los textos y los niños después se le abalanzaron a la escritora y le pedían autógrafos, realmente muy lindo.

– ¿Cómo se trabaja con un proyecto así?
– Primero los dibujo a mano, los dibujaba con lápiz, cuando me gustaba uno le pasaba con el rotring (microfibra negra con la que le hacía los bordes) con una sola línea. Después los escaneaba y una vez ahí lo trabajaba principalmente con el Photoshop, que es el programa que más uso para pintar, luego le agregué figuras que encontré que me gustaron y así hice una especie de collage, algunas texturas también saqué de un programa de 3D. El asunto con el Photoshop no es que sólo te lo va a hacer; todos los cambios que vos hacés, por ejemplo el tema de las luces, etc. Me gusta mucho lo colorinche y a los chicos le encantan los colores y así aprendí por gusto, había hecho cursos de CorelDraw, pero no me llamaba la atención. Cuando descubrí el Photoshop, yo tenía una MAC y estaba todo en inglés y solo tenía el manual en inglés, o sea que me puse a traducirlo yo sola, me volví loca pero lo aprendí de punta a punta, por eso es mi favorito.

– Tus dibujos tienen una onda a Rugrats (dibujos animados)...
– Totalmente, me encantan los Rugrats. A mí siempre me gustaron las películas infantiles y es medio difícil engancharle la onda a los chiquitos, más si no tenés contacto con ellos. Yo le preguntaba a mi sobrino y le decía “¿te gusta?” y el decía “¡Ay que lindo este!” y así seguía. Y a su vez la escritora me contó que los nietos de ella también le decían lo mismo. Es medio complicado repetir los personajes similares, para hacer esto tuve renegando un rato, porque tenía que hacerlos de frente de perfil de costado, de todos lados.

– ¿Con qué materiales trabajás?
– Me gusta mucho el lápiz y lo uso porque es más rápido, con el grafito. Al pintar soy tan meticulosa, pero soy capaz de estar un año. Hay gente que le gusta mucho la pintura por el color pero hay otros gustos. Me encanta trabajar exclusivamente con óleo; si pinto en papel, me gusta con lápiz acuarelable. El acrílico casi que no lo uso, aunque no digo que no... trato siempre de ver siempre de que cosa puedo usar, ir probando, trato de ir mezclando. Ahora tengo poco tiempo pero leo mucho como para inspirarme. Las versiones de los mitólogos del siglo pasado y anteriores.

– ¿Has pensado en realizar alguna muestra en la ciudad?
– No me gusta las muestras, en parte porque tengo cierta timidez al público pero también porque me gusta que la gente piense lo que quiera, si es un arte abstracto que guste o que no, pero que la gente sea capaz de darle sentido a lo que está viendo y no imponérselo yo.

– ¿Cómo ves a la pintura villamariense?
– Hace muy poco tiempo que vivo en Villa María, y no he podido conocer en su plenitud a los artistas que hay en la ciudad, sólo quiero destacar el trabajo de los profesores de la escuela de Arte Emiliano Gómez Clara, con los que tuve el gusto de aprender dibujo durante un año, especialmente la profesora Malena. Siento que hay un movimiento de gente que se preocupa por el arte, no solamente a través de la pintura, sino a través de las demás ramas como la literatura, la música, la escultura, el teatro... y eso se siente no tanto por las demostraciones públicas, o exposiciones, sino más bien en ámbitos más familiares, de amigos y grupos afines que trabajan independientemente. Creo que al arte le hace falta justamente eso: dejar de lado las conveniencias económicas, y mostrarse tal cual es, sin pretender convencer a los demás sobre qué clase de belleza, o estética, o estilo es el mejor.

– ¿En qué te encontrás trabajando en la actualidad?
– Actualmente estoy trabajando en la ilustración de las Sagas Vikingas, es un tema apasionante, para quien guste de las aventuras y la épica nórdica. Son en general cuentos o leyendas sobre reyes y héroes, espadas malditas, dioses y guerras de las tribus indoeuropeas.

– Para concluir, esta entrevista no pudo publicarse el domingo pasado porque nuestro espacio fue ocupado para honrar al Negro Fontanarrosa, ¿qué opinás al respecto?
– Se me pianta un lagrimón, pensando en este gran maestro padre de tantas sonrisas, que nos hizo reír inteligentemente y pensar muchas veces quiénes somos los argentinos, voy a extrañar su humor como todos; pero si entendemos que las obras de arte son como hijos, tenemos que alegrarnos de que nos las haya dejado como legado para seguir estando junto a él de alguna manera y disfrutar de su entrañable genio.

(*) Publicado en EL DIARIO DEL CENTRO DEL PAÍS, el domingo 29 de julio de 2007.-