domingo, 29 de noviembre de 2009

Entrevista a María Gabriela Ferrero

ENTREVISTA A
MARÍA GABRIELA FERRERO
CANTANTE LÍRICA


Voz. Sólo la voz. Sin micrófonos ni amplificadores.
Acompañada con un piano, como una milenaria práctica artística de la Europa Clásica que se derramó por todo el mundo. Hablamos del canto lírico, género musical que muchos desconocen y que el tenor Luciano Pavarotti ha popularizado contemporáneamente.
Hoy la música y el canto vuelven a nuestras páginas de la mano de María Gabriela Ferrero, una cantante lírica de la ciudad.
Cursó la carrera de Canto en el Conservatorio Provincial de Música Felipe Boero entre 1996-2001. Estudió además en el Conservatorio Felipe Garzón (Córdoba) y el Conservatorio “Julián Aguirre” de Río Cuarto, donde después de este periplo se recibió como Profesora de Canto. Tomó clases en España, dentro del marco de un viaje a Italia que realizó en 2001. Realizó varios cursos de perfeccionamiento en distintos lugares, destacándose las clases particulares de canto (técnica, repertorio, interpretación) que tuvo a lo largo de su carrera con la profesora Teresa Landín de Córdoba, quien influyó notablemente en su crecimiento profesional. Ha participado desde chica en coros y como solista en distintos eventos y conciertos.
María Gabriela tiene un registro soprano. Es de Tío Pujio, luego de estudiar arduamente en las ciudades mencionadas; decidió quedarse en Villa María. Realizó varias presentaciones y en la actualidad no ha dejado el canto, pero se ha tomado un recreo, un tiempito para apostar a su segundo gran amor, pero el primero de la lista: la familia, una prioridad que, como toda mujer, no podría descuidar. Está casada y tiene dos hijos.
Nos recibe en su casa a horas de la siesta, cuando uno de sus niños duerme, el momento propicio para contarnos sobre sus inicios y desarrollos en este arte del canto tan particular.



—¿Cómo te iniciaste con el canto lírico?
—Terminé en el secundario en el colegio Rivadavia y dentro de una de las actividades estaba el coro, que en ese momento lo dirigía Pablo Cánepa y hacía conciertos con solitas del Colón, con músicos de Río Cuarto y nosotros que éramos los chicos del secundario, que hacíamos los coros de esa área de ópera. Siempre me gustó cantar, pero en la lírica podría decirse que fue a partir de ese momento, con él. Terminé el secundario, estudié informática, me gustaba la astronomía… nada qué ver; terminé estudié informática con un título que era técnico analista y tengo un título intermedio (analista programador), pero nunca me dediqué, porque me di cuenta que no era lo mío. Estuve también en el coro de la UTN y me enteré que daban canto en las carreras que se dictaban en el Conservatorio, y allí empecé, aproximadamente en 1996. Era un año de preparatorio y siete de carrera, con eso te recibías de profesor, luego cambiarían los planes. Las carreras que tenían grado superior tenían tres años más, entonces los chicos arrancaban de chiquitos y terminaban con la secundaria, yo empecé de grande. Estudiando en el Conservatorio, me llegó el nombre de una profesora de canto que me habían dicho que era muy buena y empecé a tomar clases particulares, su nombre es Teresa Landín, ella daba clases en el conservatorio de Córdoba. Viajaba los fines de semana o cada quince días. La mayor parte de la carrera la hice acá, pero también estuve en Córdoba y terminé en Río Cuarto.

—¿Cómo trabajás en tus presentaciones?
—Siempre trabajo con un pianista, con Germán Ruiz. Eso también es un tema para los que cantamos lírico, estoy bajando y comprando pistas, porque te sacan de un apuro; el problema de Villa María es que no hay salas con piano, el Sobral tiene, hay varias salas pero ese es el drama. Se puede hacer con piano eléctrico pero no es lo mismo. Este año hizo un ciclo en la librería Amelié que arrancó conmigo, siguió con otras presentaciones y cerró conmigo. Sucede que es todo un tema trasladar un piano. También es difícil conseguir un pianista que sea acompañante, porque hay muy buenos pianistas, pero tenés que hacer como un dúo; muchas veces el pianista tiene que seguir al cantante, hay que entenderse muy bien con el pianista. Generalmente, no se vive de esto, porque la mayoría de los músicos y cantantes se dedica a la docencia y hay que organizar las presentaciones y eso es todo un tema: promocionarlo, ensayos, invitar la gente, vender las entradas…

—¿En qué otros lugares has cantado?
—Yo canto en casamientos, en iglesias, cenas, ahora estoy incorporando en fiestas, no quiero perder mi línea, estoy haciendo otras cosas pero a mí me gusta lo lírico. La gente le da un poco de miedo lo de “lírico”; en un casamiento dije que iba a cantar el brindis de La Traviata, mmm… ¿y eso? ¿Le gustará? Decían; pero a la gente le gusta.

—Por lo general la gente no conoce qué es el canto lírico, hay que difundirlo un poco más.
—Porque nosotros tenemos nuestro público que nos sigue. Hay que hacerlo más popular. Ópera no es para cualquiera, pero los conciertos es muy diferente; en la ópera no tenés contacto con el público como en el concierto, donde entrás, vas y venís, y podés decir algo, es más cercano. No es todo una historia, hacés una selección de áreas o de canciones y cantás pedacitos de diferentes historias.

—¿Cantás en castellano?
—Generalmente las óperas son en italiano, alemán y francés; y después más contemporáneamente en inglés. Dentro de la carrera de canto teníamos fonética, algunos profes se la rebuscaban para traducir, porque podés imaginar que es una cosa lo que están cantando y nada que ver. Es transmitir a la gente la letra, lo que dice. Yo estudié en la Dante Alighieri, empecé por el tema de la fonética, porque me gusta, soy perfeccionista; me encantan los idiomas y me gusta perfeccionarme. Empecé con el italiano e hice los cinco años y me fui dos veces a Italia.
Si te querés dedicar profesionalmente y crecer tenés que irte a Buenos Aires, para hacer contactos y de ahí irte a Europa, tenía una amiga que se fue a Europa que tiene una voz… y no es fácil, parece que somos pocos, pero hay mucha gente que lo hace.

—Y después también uno tiene otras prioridades, la familia, los afectos…
—Claro, vos ves por ahí que muchos artistas no tienen hijos, o la vida que llevan, y yo me puse a pensar, y Buenos Aires a mí no me gusta. A mi me gusta la naturaleza y estando en una ciudad así era imposible. Pensé en irme a Italia, antes de casarme y tener mis hijos. Lo que pasa es que tenés que dejar muchas cosas, por ejemplo los chicos una semana y no, eso no lo hago, quiero estar con ellos.

—¿Cuáles son tus referentes?
—Me gusta mucho Mozart, porque mi voz se adapta para este compositor, aparte es muy bueno para aprender el tema porque es “cuadradito”, ¿cómo te explico?... Con otros compositores como Verdi, Puccini… te podés quedar en una frase, ir y venir; esto es como está escrita la música, no tenés que agregarle mucho más. Es lo que se llama “el limpiavoces”, porque por ahí están los que se van de más y con Mozart te ubica. Me gusta la música barroca, pero en general me gusta de todo, me gusta lo que hace Il Divo, Sara Brightman, no todo de todo, pero me gusta el llamado lírico-pop.

—¿Qué encierra el canto lirico?
—Es un estilo de canto, no es solo la ópera. Pero cuando nombras a Pavarotti para ejemplificar te entienden, porque se podría decir María Callas, pero muchos no saben quién es; en cambio Pavarotti sí, es él que hizo más popular la ópera. Después está la chanson francesa, el lied alemán; son canciones, es música de cámara, es para lugares más chicos, es nada más el cantante con el piano; no es con orquesta y todo esto de las áreas de las óperas. El tema de la canción es muy lindo porque el piano no es sólo acompañante, tiene lo suyo, tiene una melodía, como que por ahí te vas contestando…

—Es un diálogo.
—Claro, es muy lindo. El último concierto hicimos chanson o lied y la segunda áreas de ópera.

—¿Has grabado o pensás grabar en un disco?
—En un momento la idea fue hacer algo lírico-pop como Il Divo, Andrea Bocelli, Sara Brightman, está Emma Shaplin, que no me convence mucho, pero ese estilo. Y no sé, está ahí; tengo conciertos que he cantando, pero está pendiente. Como estoy retomando quiero estar bien, para interpretar me siento más suelta en el escenario o donde esté, más segura. Alguien me dijo una vez que tenía que entrar al escenario y ser una diva y mostrar seguridad, sobre todo en concursos y demás. Yo cuando canto me transformo.

—O sea que la cuestión expresiva y de movimiento juega un papel muy importante en este arte.
—Sí, como te digo, podés ser técnicamente perfecto, pero si a la gente no le llega nada… El fin de los artistas es transmitirle algo a la gente, hacerle sentir algo… Es tan lindo que la gente venga y te diga, te das cuenta cuando la gente lo disfruta lo que hiciste. A mí me encanta.

—¿Y el cuidado de la voz?
—Se debería estudiar por lo menos una hora por día, para que la voz no pierda la ligereza, en mi caso. Lo que aprendiste como técnica no se te va. Hay que dedicarle tiempo. Hay que cuidar mucho la voz, sobre todo con los cambios de tiempo y de temperatura (aire acondicionado, calefacción), por lo menos a mí me sucede que estas cosas enseguida influyen en mi "gola".

—¿El canto lírico es un género cerrado o admite la adición de otros estilos?
—Mmm no me gusta. A lo sumo hacer este tipo de lírico-pop, pero no sé si haría otra cosa. A mí me gusta el original. Se hacen montajes y demás de óperas de Verdi, yo no soy de eso. Yo creo que los originales no se deberían tocar, porque Mozart y demás han sido unos genios, sino no se estarían cantando todavía.

—Viendo que no hay mucha gente que enseñe este arte, ¿has pensado en dar clases?
—Yo di algunas clases, pero no puedo dar clases porque yo soy cantante. Estudié la carrera de profesorado porque no había donde estudiar canto lírico; pero no por el título para dar clases porque para eso tenés que tener algo muy especial. Hay que saber transmitir, por más que sepas mucho. Yo puedo ofrecer material de lo que he aprendido, pero dar clases, no.

—¿Si tuvieras que decirme qué es el canto lírico para María Gabriela Ferrero?
—Es mi segundo gran amor, porque el primero es la familia. Toda la música me encanta, hay gente que puede estar días sin escuchar música, sin prender la radio… yo me muero. Yo sostengo que si no existiera el arte en el mundo, sería tremendo, porque podés transmitir mensajes a la gente, podés hacer olvidar un rato de todos los problemas… es otra cosa. Siempre dicen que los artistas son gente especial, pero hay de todo… te pagan por hacer lo que te gusta, pero somos personas es una cuestión como en cualquier persona. Todo el arte te acerca a los sentimientos, a las sensaciones, a la esencia. Me gusta la música de películas, los musicales también; pero con el lírico es algo especial que tengo, lo canto y me transformo, ya que la siento muy mía.


Con la certeza de que el canto le pertenece y ella le pertenece al canto, la entrevista llega a su fin.
María Gabriela, no puede vivir sin música. No sé imagina un día sin ese arte, sin esa manifestación que se nos cuela dentro y nos toca el nervio más sensible. Ese arte que nos hace, en definitiva, más humanos.

(*) Publicado en EL DIARIO del Centro del País, domingo 29 de noviembre de 2009.-

lunes, 23 de noviembre de 2009

Entrevista a Juany Rojas. Poeta chilena en la Villa

ENTREVISTA A
JUANY ROJAS
POETA CHILENA EN LA VILLA



Nació en Pedro Valdivia en la región de Antofagasta, en pleno emplazamiento de las salitreras de la pampa chilena. Es terapista ocupacional egresada de la Universidad de Chile y se encuentra trabajando con niños.
Paralelamente ella escribe, y lo hace con el convencimiento de saber de que está viviendo la vida, buscando en las pequeñas cosas diarias una respuesta posible a la existencia… una manera de sentirse viva… un ritual impostergable.
Ha participado en talleres y en concursos literarios que fueron afianzando esa pasión que es la literatura. Siempre leyó y escribió, sus poemas fueron seleccionados y publicados en diversas revistas, separatas y antologías literarias.
Su primer libro lo tituló “Las magias perdidas” (1994); con el paso de tiempo y sin dejar de escribir publicaría “Quehaceres” (2006), cuya redición corregida y ampliada verá la luz en breve. “Espejismos en la pampa” (2007) es su último trabajo édito, aunque esperan en la fila tres volúmenes más de poesía.

Es jueves por la noche. Juany Rojas está en Villa María. Estamos reunidos en casa de la poeta Susana Zazzetti para compartir la visita, homenajear la poesía y el encuentro. Una larga mesa se despliega en el quincho de la casa; la ocupan: Susana Giraudo, María Elena Tolosa, Fabiana León, Bibiana Pérez, Fernando de Zárate y Gustavo Borga.
Previos a la cena de camaradería los poetas se regalan la lectura de sus escritos, comparten sus poemas y sus palabras. El asado de la noche está a cargo de los hombres de la casa, Alberto y su hijo. Aunque la degustación no termina en lo culinario, la música de la guitarra ejecutada maravillosamente por Bibiana Pérez, deleita a los presentes. Pero la celebración continúa y Fabiana León nos sorprende develando su nueva publicación, que realizó de manera artesanal con sus propias manos de poeta. Nos regaló así, “Para nombrar eso” un poemario del que pronto daremos cuenta.

La noche continúa. Me acerco a Juany y timidamente la invito a que nos retiremos un instante. En el living de la casa, nos sentamos e intercambiamos algunas palabras. Con una tranquilidad, que pareciera caracterizar a los chilenos, Juany me habla de su vida y de la literatura. Detrás (lo escucho ahora que desgrabo la entrevista) la música, voces y risas se estampan en la grabación; es que los demás poetas están disfrutando de esta fiesta, de este encuentro.



—¿Cómo has llegado hasta aquí?
—Esto ha sido mágico para mí, porque si bien yo escribo desde hace muchos años (casi desde toda la vida) no había asistido nunca a un encuentro literario. El año pasado fui a presentar uno de mis libros a la Feria del Libro de Buenos Aires; paralelamente, había un grupo de mujeres que se llaman “Pretextos”, y ellas hacen un encuentro de poetas a fines de abril y principios de mayo. Yo me inscribí para asistir a ese encuentro, fuimos con tres poetas chilenos más. Allí Lily (Liliana) Chávez me escuchó leer y después me contactó por Internet, porque quería dar a conocer mi obra a través de la revista “Artesanías literarias”, y empecé a mandar trabajos que se fueron publicando. A través de esa revista empecé a leer a Susana Zazzetti. Después, en noviembre del año pasado, vine a un encuentro en “La Paisanita” en Alta Gracia y allí la conocí personalmente a Susana. Luego nos encontramos este año de nuevo, en Buenos Aires, en marzo y ella me invitó siempre muy cariñosamente para que viniese hasta aquí. Hace poco se enteró que yo venía nuevamente a la Argentina y me invitó, por eso estoy hoy aquí.

—¿Hay cierta relación entre la Terapia Ocupacional que ejercés con la literatura?
—Creo que la relación que podría tener, en mi caso personal, es la sensibilidad que se requiere en ambas áreas; porque yo trabajo con niños, y trabajar con niños es algo muy delicado. Los niños hasta los 6 años están como en otra dirección, como en un estado de encantamiento y hay que tener mucho conocimiento y mucho amor, para trabajar con ellos, mucha sensibilidad. Creo que en el caso mío puede ser una relación que haya es una carrera del área clínica, yo me muevo entre la neurología y la poesía, es la relación que podría decirte que hay, de hecho no escribo poesía para niños.

—¿De qué manera podrías hacernos un rápido recorrido por tus publicaciones?
—Tengo 3 libros publicados y 3 en espera. Hay uno listo que se llama “Ofidios”, son 35 o más poemas, donde cada uno es una serpiente diferente. Tengo otro en el que estoy trabajando y se llama “Retratos de la calle” con una temática urbana.

—¿Son del estilo de “Quehaceres”?
—Mira, yo no me había dado cuenta, pero hace poco conversando con una poeta chilena, yo estaba llenando un formulario postulándome para una beca de creación literaria que se da en Chile… me di cuenta allí, se me clarificó que, uno de mis motivaciones, un factor común en todo lo que he escrito es el rescate de la memoria. Mi primer libro se llama “Magias perdidas”, el nombre ya lo dice todo… en ese libro tengo poemas que tienen que ver con juegos que ya no se juegan, con mitos y costumbres que se han ido perdiendo. Allá en Chile ya casi no se habla de los “meicos” (curanderos), entonces cuando yo era niña a mí me llevaban a la “meica”, tengo un poema que se llama así. En otro de mis libros que se llama “Espejismos en la pampa” que es un libro de amor al desierto de Atacama y las salitreras; porque las salitreras también fueron pequeños pueblos donde se explotó el salitre, ya han desaparecido, de hecho yo nací en uno de ellos y están abandonados. Se abre cuando se cumple años y se reúne la gente que se inscribieron ahí y visitan sus casas y va un alcalde de otro lugar cercano, y hacen un desfile y acto oficial, es conmovedor, es bellísimo. Ese libro es parte de Chile, no es mucha la gente que nació y vivió en una salitrera. “Quehaceres” también, porque son muchas labores y quehaceres cotidianos que se han ido perdiendo producto de lo acelerado de estos tiempos, como el zurcir, el bordar… pero en cada poema, en el fondo le doy una vuelta de tuerca y hablo de la vida. Me di cuenta que “Retratos de la calle” es más o menos lo mismo, pero con otra temática, tengo los cartoneros que aquí también hay…

—Tu primer libro es de 1994 y le siguen en 2006 y 2007…
—Es que me demoré, pero siempre he estado escribiendo. No sé porqué demoré tanto, tal vez porque después me puse más exigente conmigo misma. Fui acumulando, de pronto me dije que tenía que parirlo, entonces salió “Quehaceres” y después “Espejismos…” sin embargo a éste lo escribí antes, entre 1992 y 1994.

—¿Cómo es la cuestión editorial en Santiago?
—Se publica bastante, hay muchas “autoediciones”. Extrañamente “Quehaceres” es un libro que se ha vendido bastante, se vendió mucho en la presentación y después donde he ido la gente me ha pedido comprar. En librerías no tanto, porque parece que la poesía no se vende en ninguna parte. Alguien decía que la culpa es nuestra, porque hay que hacer poesía para los demás; a mi me dice mi pareja, que él muchas veces quiere leer poesía, pero no la entiende, no le llega. Entonces, muchas veces el error está en hacer cosas muy crípticas, al común no le llega, no lo conmueve. “Quehaceres” tiene metáforas, imágenes, hago un paralelo como en el poema “Zurcir”, que yo digo “con finísimo entramado / disimular las trizaduras” y después digo “con el rimel / en las pestañas el sollozo”, voy hablando de los dolores de la vida, de las penas, de los duelos; pero la gente lo entiende, llega mucho.


Juany Rojas habla de la vida, escribe sobre las pequeñas cosas cotidianas y esos actos (tareas) que siempre están y que por ser insignificantes o rutinarios menospreciamos. Muchos de sus poemas se titulan con un verbo en infinitivo (zurcir, podar, amasar, conversar, amamantar…) o designan pequeños elementos comunes en cada casa (espejo, hilos, ollas, luces, velas…). Claro está que Juany lo utiliza con sentido poético, una perfecta simbiosis entre lo que se dice y su significancia. El reto de la poeta es decirnos cosas esenciales y trascendentales utilizando para ello ínfimos actos y objetos cotidianos. Ahí reside la grandeza de un poeta, en ofrecernos pequeños sistemas que dicen grandes cosas y llegar así a la mayor cantidad de lectores.


—Sabiendo que próximamente se reeditará “Quehaceres”. Si tuvieras que elegir entre estos dos últimos, ¿cuál elegirías?
—Tal vez me quedo con “Quehaceres”, porque considero que en ese libro tengo mayor oficio; pero “Espejismos…” es un libro que me conmueve muchísimo, porque allí está todo mi amor a la tierra, al terruño, y a mí familia. “Quehaceres” me ha sorprendido, por eso va a salir una segunda edición y va a llevar 15 poemas nuevos, más un prólogo de un argentino. Es increíble como le llega a la gente y le gusta mucho siendo un libro que nació de una manera más que humilde. Es bonito como objeto, con una portada bonita, pero es un libro que no lleva prólogo… sencillo. Además vio la luz en una época difícil para mí. Yo lo iba a publicar a principio de 2006 y me diagnosticaron un cáncer, entonces primero tuve que operarme y después debió salir. Es increíble porque ese libro lleva un epígrafe que lo escribí hace muchos años atrás y que dice “Me niego / a pervertir mis pechos / amamantar / rutinas secas”, pero parece que uno a veces puede tener la determinación, pero igual, de alguna manera… no sé, lo pervertí un poco… por el dolor.

—Hay un poema en ese libro que se llama “Adornos” y que dice “es mi obstinación / de embellecer lo cotidiano” ¿esas palabras, podrían ser la filosofía de tu literatura? ¿te ves en esa frase… te define?
—Creo que en un aspecto… es una característica mía, embellecer lo cotidiano; por ejemplo a mí me gusta comprar flores y tener en mi casa flores frescas. Mi casa es muy sencilla, pero para mí es muy importante el color, que sea una casa cálida, contenedora, aunque yo trabajo y en Santiago la vida es muy agitada e intensa, porque las distancias son largas. Vivo con una hija, soy separada hace muchos años, los crié sola a mis hijos, siempre he trabajo, pero cada vez que podía y que puedo, me gusta hacer “queque” (torta), me gusta que en mi casa existan esos detalles que hacen que una casa sea un hogar, porque para mí hay una diferencia entre hogar y casa.
Y digo en ese poema “riego al silencio”, porque encuentro maravilloso el silencio y cada vez hay menos silencio, sobre todo Santiago, una ciudad muy ruidosa; pero vivo en un lugar donde puedo escuchar a veces sólo los pajaritos… y es maravilloso.

—Si tuvieras que rescatar algunos escritores chilenos, ¿a quiénes nos recomendarías?
—Ay es que yo amo a Gonzalo Rojas, y de hecho hace poquito en la Feria del Libro de Santiago y le hicieron un homenaje, tiene 93 años, me fascina. También está Ana María Vieira que es amiga mía, Paz Molina, que es extraordinaria. También Nicanor Parra.

—¿Y argentinos?
—Mira, me enamoré de Máximo Simpson, he leído a Glauce Baldovín que me encantó; también Emilio Charras, que parece que no lo conocen mucho, pero me gusta mucho; hace poquito descubrí a Hugo Mujica; bueno… Alejandra Pizarnik, Olga Orozco…

—¿Qué representa para vos la literatura y la poesía?
—La literatura es una necesidad de expresión del hombre, como la pintura u otras artes; pero dentro de la literatura yo hago una diferencia con la poesía. La poesía es también una necesidad de expresión, pero del alma.

¿Hasta dónde puede llevarnos esta expresión? ¿Qué puede darnos este ejercicio dialéctico entre el hombre y la palabra? ¿Qué sería de nosotros sin la existencia de este mágico don?
Juany estuvo aquí compartiendo su tiempo, sus textos, su amistad… una posible respuesta a estas preguntas... un bello signo de que la poesía no conoce de fronteras.

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CEMENTERIOS
de “Quehaceres”

Siempre dije
que no iría a los cementerios
a poner flores
ni a llorar
que te amaría en vida
Pensé que la muerte era una puerta
solo para la ausencia
y los cementerios ciudades
para los vivos
sedientos de rito
y aquí me tienes
después de tanto tiempo
buscando flores que perduren
avecindada en los cementerios
amigada
con la muerte


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ESPEJISMOS
de “Espejismos en la pampa”

Húmedo en mi cara el viento salobre
susurra lejanas voces
remotos espejismos en mi oído
No sé que hace el canto de un gallo
en esta mortandad
en este salitre que carcome
será que escapó de mi infancia
o que ahora yo anido en páramos irreales

Quizás ambos sólo seamos
sueños sobrepuestos
dibujos
sobre sal


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LA MESA
de “Quehaceres”

Dices que es un rito
la fruta sobre mi mesa
una ceremonia
el lugar que en ella ocupamos
elegir el mantel
poner los cubiertos copas y servilletas
El círculo que nos enlaza
es lo que a mí me deleita
ese calor
al alero de un gustoso plato
o de una taza perfumada humeante
la maravilla de reencontrarnos
en este girar de los días
a pesar de ir
casa uno
en distinta dirección


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DESAMPARO DE HIERBAS
de “Espejismos en la pampa”

Y qué más pampa desnuda de nosotros
transeúntes perdidos en la multitud
erosionados por surcos de desencanto

Desérticas planicies vamos dejando entre tajos
profundos como la pena
que se hace mordedura en nuestro día
y el apuro
que mulita todo brote de comunión con la belleza

De pronto la ciudad se ha vuelto páramo
desamparo de hierbas
frío de autopistas y malls
yermo de eternas distancias
cibernética maraña de soledades


(*) Publicado en EL DIARIO del Centro del País, domingo 22 de noviembre de 2009.-

lunes, 16 de noviembre de 2009

Compartiendo madrugadas con "Adonde"

COMPARTIENDO MADRUGADAS CON
ADONDE
ENTREVISTA




Villa Nueva. Jueves. Noche. Ensayo. Pizza casera. Madrugada. Entrevista.
Palabras claves de una jornada de preparativos. El próximo jueves 19 presentarán ante el público su primer disco, sucesor del demo “Cuentitos 2”.
Nos referimos a Adonde, un grupo cuyos integrantes intentan de la música un oficio. Cinco jóvenes en plena formación sobre el estudio de la música y con muchas ganas de tocar corriendo por las venas.
Adonde fusiona ritmos, estilos y géneros de los que se han alimentado sus integrantes. Tratan de romper ese corcet que encasilla a las bandas con determinados rótulos; no se preocupan por ello, toman lo que les sirve para mostrar su arte y lo hacen logradamente. Sus composiciones van desde tranquilas y tristes melodías hasta poderosas interpretaciones que transpiran vivencias y pensamientos de los hombres.
Después de las 22, al término de sus ensayos, nos reunimos en una acogedora casa que mira apacible el extendido parque de Villa Nueva. En una distendida charla entre el colofón del jueves y el prólogo del viernes los indagamos sobre sus inicios, su disco a presentar, las particularidades del rock en la ciudad y sus anhelos como profesionales de la música.


—¿Cuáles son las circunstancias por las que nace Adonde y cómo resumirían su trayectoria?
José “Pepe” Pomilio: —A mediados de 2006, nació la banda y debutó el 8 de diciembre. Con Lucio nos conocíamos desde hace un tiempo de Río Cuarto y empezamos a estudiar en la UNVM. Conocimos allí a “Zeta” (Ezequiel Fernández Boo), también a “Facu” (Facundo Seppey) que en ese entonces tocaba en una banda, él nos pasó la data de los demás músicos. Si bien hacia 3 años acá, estábamos estudiando música… que significa no tocar. Facu nos contactó con “Pulu” (Lorenzo Soria). La idea de formar la banda la teníamos hace un montón de años, lo que pasa es que nunca se daba. Ese año se dio y tocamos en Café Urbano. En 2007 tocábamos alocadamente, había meses que nos presentábamos tres veces, con los chicos organizamos un ciclo en Hybris, durante un año para conseguir fondos de lo que iba a ser una gira, que fuimos a tocar, pero que no tocamos. En 2007 fuimos a Puerto Madryn. En 2008 tocamos en Córdoba, en Río Cuarto, acá en Villa María; pero en general tocamos menos que el año anterior. Lo que sucedió fue que empezaron a salir temas nuevos.

—Están próximos a presentar su primer disco, pero ¿qué nos pueden decir se su demo “Cuentitos 2”?
Pepe: —Como banda nos presentamos en público el 8 de diciembre de 2006 y en febrero siguiente grabamos el demo porque nos pintó grabarlo. Además ese material lo usamos como carpeta de presentación hasta hace muy poco. Uno de los temas que está en el “Cuentitos 2”, lo usamos para presentarnos en el pre-Cosquín Rock, en el Rockórdoba, y todavía en Río Cuarto hay radios que aún lo siguen pasando.
Zeta: —Más que todo, nos sirvió como experiencia, porque después de hacerlo y escucharlo te cae la ficha de muchas cosas.
Pepe: —En 2008 conocimos a una chica que va a la Universidad que estudia Diseño y Producción Audiovisual. Ella nos ofreció grabar un video para una materia, la cuestión es que debía grabar también la música, y nosotros elegimos un tema que no estuviese en el demo, ese tema fue “Qué vas a hacer hoy”, una canción que está en el disco nuevo. Salió bueno y el padre de esta chica en General Deheza tiene un estudio y nos ofreció grabar algo ahí en su casa. Nosotros fuimos pensando que íbamos a grabar otro demo más, pero salió el disco. Estuvimos viajando a Deheza durante marzo y abril. Nos trataron joya…
Zeta: —¡¿Joya?! Te quedás corto…
Lucio: —De viernes a domingo, desde las 9 de la mañana a las 4:30 grabando… una gente buenísima.
Pepe: —Grabamos las sesiones ahí y terminamos de grabar todas las cosas en el estudio del “Cacho” Aiello, y ahí fue cuando empezaron a surgir nuevas ideas para otra viola y así es como se suma Facu Seppey. A mediados de este año se terminó de hacer el disco.

—¿Cómo trabajaron las canciones, compositivamente hablando?
Pulu: —Generalmente el que hace las canciones es Pepe y el tira la idea general, ya tiene la idea más o menos armada, y con Lucio también trabajan juntos. Tiran la idea, tienen más o menos la forma de cómo es el estribillo, los acordes, esas cosas; y después lo rítmico y demás lo terminamos armando entre todos.

—¿Los temas del demo están incluidos en el disco?
Pepe:
—No, lo que pasa es que hasta el último tema que hicimos, que se llama “Murmullo teatral” teníamos 21 canciones armadas, y nos parecía como una picardía dejar cuatro temas nuevos sin grabar, por otras cuatro que ya estaban grabadas. Tuvieron su época.
Lucio: —Además, a medida que pasa el tiempo, la banda va madurando y buscando su propio lenguaje.

—¿El nombre de “Demasiadas madrugadas” a qué remite?
Pepe: —El disco se iba a llamar “Paro psicológico”, por medio de Zeta salió en esas tardes de Deheza y que simbolizaba un poco la cuestión que estábamos viviendo.
Zeta: —Tuvimos una observación que nos hizo Cacho y esto era que a simple vista ese nombre podría resultar de una banda fuerte, que a lo mejor no impactaría…
Pepe: —La búsqueda del nombre se conceptualizó con toda la letra que tiene el disco. Es un fragmento de la letra es de “Jovencito” y hay una canción que se llama “Madrugada”. Lo que pasa es que, salvo “Murmullo teatral” todas las demás fueron compuestas a la madrugada. Las letras hablan de todo esos pensamientos que se te ocurren en la madrugada…

—Si tuvieran que resumir los grandes temas que tratan en las letras de sus canciones, ¿cuáles serían esos?
Pepe: —Sucede que cuando escribís una canción, creo que es inevitable el hecho de lo que te está pasando, cuestiones sociales, personales, amoríos; por ahí lo encarás por un lado más gracioso, o sos más sincero con vos mismo y te enterrás más escribiendo eso. Por ahí estás escribiendo algo que estás pensando y es como que se objetiviza lo que estás pensando y te das cuenta de que tenés la mente demasiado podrida, o que estás enganchado, o te das cuenta que estás pensando algo que no pensabas antes.
Lucio: —En realidad yo no soy de escribir mucho la letra, siempre han sido como anexos, no me siento tan entregado al poema.
Zeta: —Yo he leído un par de cosas que escribió Lucio y están muy buenas, pero a lo mejor le pasa lo mismo que a mí, yo también las cosas que escribo nunca las pondría en una canción, las mantendría guardadas, no se las daría a nadie.
Lucio: —Lo que pasa es que por ahí es complicado expresar el poema y en verso y hacerlo entrar en una canción, es difícil sintentizar y ponerlo dentro de una canción; eso es algo que a Pepe le sale muy bien.

—¿Cómo se relacionan con las demás bandas de la ciudad?
Lucio:
—Bien. Nosotros (con Pepe) venimos de Río Cuarto y allá es insoportable. El músico de allá está todo el tiempo compitiendo, viendo quién tiene mejores cosas, quién se hace la remera, quién tiene mejores canciones… Allá no hay bandas con música original, y eso es algo que en Villa María no ocurre. Acá hay bandas de todas las gamas posibles, nosotros no tuvimos relación con todas las bandas, pero con las que conocemos siempre todo fue bien.
Facu: —Lo que si está bueno, no sé si es por la UNVM o qué, pero en Villa María hay muchas propuestas de bandas con música original. Eso está buenísimo.
Pepe: —Nosotros llegamos acá y vimos que, por ejemplo, las banditas de secundario tocaban y todo el curso los seguían, con su remera, saltando y conociéndose todas las canciones. ¡Qué bárbaro! Todos tienen propuestas propias.

—¿Cuál es su apreciación en relación a los espacios para mostrarse en vivo?
Zeta: —Estaba bueno lo que estaba pasando en el “Varieté del ángel” cuando tocaban los jueves, porque el lugar es lindo en sí. El problema que no era muy redituable, ni para (Germán) Galdeano que organizaba, ni para la banda. Otra de las cosas que pasa en Villa María es que si el lugar no tiene su fama, no se lo sigue. Pero si se le hubiese dado continuidad, con apoyo del dueño del lugar, quizás tendríamos otro lugar más para tocar. Estaba muy bueno también que llevaran a artistas reconocidos como Baglietto, Vitale, Charly iba a venir… Yo no sé que pasa que se caen los lugares.
Facu: —Creo que lo que falta es que alguien tenga la güita para poner un bar y eso va a mejorar las cosas.
Pepe: —No hay muchos lugares, pero hay algunos. Acá en Villa María es alevoso lo que está pasando. En Río Cuarto hay un solo tipo que tiene el monopolio sobre todos los locales nocturnos, la banda de Río Cuarto tiene que pagar 500 mangos para tocar.
Zeta: —En Córdoba pasa lo mismo, pagás 600 pesos mínimo para tocar. Lo que está bueno de tener pocos lugares es que la gente no se sectoriza también.
Facu: —La Universidad también tiene lo suyo, porque nos conocemos todos y nos invitamos junto a los amigos que tengamos en común. Sabemos cuando se forma una banda y la vamos a ver.

—Ya que mencionan la Universidad y que ustedes son alumnos de la Lic. En Composición Musical, ¿creen que existe una desconexión entre lo que se aprende y lo que se refiere a tocar?
Pepe: —Yo estaba en tercer año y hasta tercer año nosotros no tocábamos. Ahora con el cambio de plan de estudio se mejoró un poco. No teníamos tiempo para armar más nada.
Facu: —Está bien, la Universidad no te forma para tu banda de rock, pero te da herramientas que el día de mañana vas a grabar y decís “mirá si ponemos un par de voces en contrapunto acá…”, ¿de dónde salió esa palabra? La Universidad te da muchas cosas.
Zeta: —Lo que estudiés en la Universidad tampoco te garantiza que vayas a ser famoso, ni que toques bien; lo que tiene es que no te forma como instrumentista, te forma como compositor. Si bien tiene un poco de orientación con los talleres, pero no es netamente instrumentista.

—Una cosa interesante de la Universidad, es que se conforma como el núcleo donde convergen la gente de distintos lugares del país y de afuera.
Lucio: —Ni hablar, es como un intercambio cultural muy grande que se da sobre todo con la gente que viene de otros países.
Facu: —Gracias a la Universidad pudimos conocer a Juan Falú, Liliana Herrero y todo sale de ahí.
Pepe: —Otra cosa además, el Anfiteatro y lo que pase allí hace a la movida cultural de acá. El Festival de Peñas es una de las cosas más importantes que pasan acá. Genera puestos de laburo, no hay más hoteles, la gente se moviliza.

—¿Creen que el rock nacional se encuentra estancado? ¿Tienen la impresión de que no hay nuevos referentes?
Lucio: —Las propuestas que hay son más de lo mismo, son viejas, no digo que estén mal, pero son viejas.
Zeta: —Creo que no hay un referente como antes, creo que está todo muy disipado, los referentes son los viejos Spinetta, Fito, Charly… Hay mucha comercialización, muchas bandas se venden para hacerse conocer.
Lucio: —Todo tiene que parecerse al molde, o parecés a eso o no entrás. A las bandas que están abajo se les complica más.
Zeta: —Con respecto a lo que decían del molde y de parecerse, yo creo que es un planteamiento filosófico que uno se tiene que hacer. No quiero comparar la época de antes con la de ahora, pero Spinetta y demás, está bien que en su momento innovaron, pero creo que se mantuvieron fieles a sus estilos y no se hicieron falta vender para poder vivir de la música.
Pepe: —Una cosa que quiero agregar, nosotros no nos consideramos un banda de rock…

—¿Cómo se consideran, entonces?
Pepe: —No creo que nosotros seamos una banda de rock.
Zeta: —Creo que uno hace en la canción producto de toda la mezcolanza que escuchó en su vida, aunque haya sido lo más insignificante que haya oido, eso es lo que produce.
Lucio: —¿O sea que vos decís que Adonde es… la “jarra loca”? (muchas risas).
Zeta: —Vos no me podés decir que el Pulu cuando toca, no mete toda la música que tiene escuchada.
Pepe: —Alguien dijo que Adonde es una banda de canciones, eso creo que sí.
Facu: —Si le sacás la banda y dejás una guitarra, un piano, o el bajo y una voz… la canción.
Zeta: —Si bien se mantiene más o menos dentro de un género, esas barreras siempre se rompen…
Pepe: —Es evidente que esta cuestión de géneros es por una cuestión comercial, porque necesitaban poner los discos en las vitrinas.
Zeta: —Yo tengo un mal concepto sobre bandas de canciones, porque para mí la canción tiene que ser algo totalmente pegadizo al oído y que se muy popero, en el sentido comercial.
Pepe: —Tenemos todo un preconcepto terrible de lo que es la canción, contaminado por el rarito, no hay que meter todo en la misma bolsa. Todo ese preconcepto de las canciones, porque son A-B-A y el estribillo es feo… está re-bueno eso, mientras sea arte todo bien.

—¿Qué pretenden de la música?
Pepe: —Quiero vivir de la composición, me formé para eso, espero lograrlo. No me formé para ser un músico cesionista ni para dar clases. Pretendo vivir de la composición desde un jingle hasta las canciones.
Pulu: —Yo también. Ya desde mi abuelo, que se fue a Buenos Aires a estudiar y sigue tocando…
Facu: —Lo mismo, de una. Para mí no es deshonra dar clases, pero sí quiero tocar siempre, tener esas ganas que tengo ahora.
Zeta: —Pretendo vivir de la música, si no es de la composición o instrumentista, quiero que sea de algún derivado, porque estoy estudiando para eso. Me gusta mucho tocar, también ser sesionista… Tuve el apoyo familiar siempre y está bueno querer cambiarle un poco la cabeza a la gente que no acepta que estudiar música es estudiar también.
Lucio: —Cuando tenía unos 15 años, yo sabía que quería venir a estudiar acá, y si peleamos por esto es porque realmente lo queremos. Desde estar en tu casa y cantar en el baño hasta acompañar a una cantante de folclore… es música, es lo que nos hace feliz, más allá de lo que estemos haciendo… estar siempre en contacto con la negra, la corchea y demás… más que querer vivir de la música, lo bueno es hacer de la música una forma de vida.


Han sido “Demasiadas madrugadas” de componer, ensayar, arreglar, grabar y de mostrarle a su público el crecimiento experimentado en casi tres años de trabajo. Mientras el fresco de la noche se hace sentir con mayor intensidad, damos por finalizada la charla en las primeras horas del viernes.
Una madrugada más que suma la banda a las ya capitalizadas. Sólo el tiempo los convencerá de que sus “demasiadas” no son tantas, cuando descubran todas las que les quedan por delante.

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ADONDE es:

José “Pepe” Pomilio (23): Guitarra y coros.
Lucio García (24): Teclas y voz Principal.
Ezequiel “Zeta” Fernández Boo (21): Bajo.
Lorenzo “Pulu” Soria (19): Batería y percusión.
Facundo Seppey (20): Guitarra.

adonde_band@hotmail.com
http://www.myspace.com/quevasahacerhoy



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ADONDE
EN LA RUTA
(2009)

Hoy (15) en Las Perdices.
19 de noviembre presentación de “Demasiadas madrugadas” en Auditorio Antonio Sobral, 21.30.
28 de noviembre en Mundo.
04 de diciembre celebrando los 3 años de la banda.



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MADRUGADA
Por ADONDE


Me despiertan de mañana con olor a madrugada
y el ayer quedo atrás.
Me doy cuenta que ya es yeta lo de aparentar reír
y no hablar del sentir.
Porque se acaba el momento y ves como te jode el tiempo
y redunda el sufrir.
Y entendés que no esta fácil darle vida a ese sustento
que te hacia vivir.

Desigual a la altura de tus pies
caigo inventando la caída.
Esquivar el encierro de tu piel
y es tu mal lo que es salida.

Deja de alimentar a tu rey,
de madrugada llueve y esta todo bien.
De madrugada llueve,
de madrugada llueve mas.

Devorarme la mufa por creer,
por creer lo que decías.
No fue más que naufragar en tu mar
por ver como el sol nacía.


(*) Publicado en EL DIARIO del Centro del País, Domingo 15 de noviembre de 2009.-

domingo, 1 de noviembre de 2009

Roberto Arlt. entre realidades, cables e informaciones... la literatura.

ENTRE REALIDADES, CABLES E INFORMACIONES…
ROBERTO ARLT
…LA LITERATURA




“¿Qué hubiera pasado con Roberto Arlt de no haber muerto a los 42 años? ¿Hacia dónde habría avanzado su escritura?”
De esa manera Ricardo Piglia arranca el prólogo al libro que hoy pasamos revista. Yo le respondería con una sola palabra: inimaginable.
El Fondo de Cultura Económica editó hace unos cuantos meses, una obra recopilatoria de uno de los grandes escritores que parió el Siglo XX. El libro en cuestión se llama “El paisaje en las nubes” y viene a exhumar para la posteridad las 236 crónicas que el brillante escritor del barrio de Flores, publicó en el diario español El Mundo entre marzo de 1937 y julio de 1942. En una monumental edición de 766 páginas encontramos aquí sus escritos que, básicamente, se sostuvieron en dos columnas llamadas “Tiempos presentes” y “Al margen del cable”.
Después de vivir casi todo un año en la Madre Patria, Arlt regresa a la Argentina. Desde aquí busca insertarse en ese periódico, con una serie de notas de diferente color a las aguafuertes porteñas que dio a conocer antes de su viaje al viejo mundo.


LAS CRÓNICAS
Los artículos que el autor de “El juguete rabioso” plasma durante cinco años (por lo general de manera diaria, otras con algún día de por medio) las hace con total libertad. Muchas veces selecciona su materia prima de los cables que llegan, en otras toma alguna frase de alguna noticia o de la profunda observación de una imagen… motivo más que suficiente para crear el artículo.
Lo asombroso es que no le piden a Arlt que escriba tal o cual cosa (salvo contadas excepciones donde se lo envía a cubrir cierto acontecimiento), sino que él elije una mínima unidad de sentido y recrea un mundo que pocos podrían imaginar. Las crónicas arltianas nutren esa unidad y la complementa con diversas visiones, monólogos, detalles de color local (muchas veces de lugares que no conoció jamás), diálogos entre personajes reales o ficticios, maximiza ese cuerpo textual y lo da vuelta a su gusto y placer aportando, sobre todo, literatura.
Muchas de sus temáticas rondan sobre la inminente guerra que se venía por esos años, la presencia nazi; pero también las historias de vida de personajes importantes y de aquellos excluidos o ninguneados por la sociedad. Se plantea además, como escribir en una época donde “Europa [es] barrida por un simún de fuego”; no puede el periodista, el escritor, encerrarse en la literatura y disociarse de la vida, porque se corre un alto “riesgo de inhumanidad”.
Piglia afirma también que “la literatura es para Arlt el laboratorio donde se experimenta con las conductas inesperadas y las especies ambiguas, con las partículas y las moléculas microscópicas de la vida social. Sus aguafuertes escritas durante casi veinte años son el archivo de esa investigación biológicopolítica. Múltiples y maleables, sus crónicas mezclan diagnósticos, pequeños panfletos, microhistorias, futuras novelas, fragmentos de un folletín personal, y extraordinarios registros de lectura. Pero quizás lo más notable de las crónicas de Arlt es que fueron escritas por encargo. Se publicaron desde el primer número del diario El Mundo; posiblemente se trató de encontrar un lugar para Arlt como redactor especial. Y el redactor se convirtió en la noticia. La consigna era sencilla: Arlt estaba obligado a escribir pero nadie le decía sobre qué. Esta disposición (que dura años) es la base de la forma de sus crónicas y define el género. Arlt actúa como un observador exigido, obligado a encontrar “algo interesante”. La experiencia de buscar el tema es uno de los grandes momentos de las aguafuertes. La obligación vacía de escribir les da una tensión de la que, por supuesto, carece el periodismo. Quiero decir, el periodismo busca el dramatismo en la noticia, y las crónicas de Arlt dramatizan la exigencia de escribir, la obligación de encontrar algo que decir. En más de un sentido, el cronista es quien -para decirlo así- inventa la noticia. No porque haga ficción o tergiverse los hechos, sino porque es capaz de descubrir, en la multitud opaca de los acontecimientos, los puntos de luz que iluminan la realidad. En nadie es tan clara como en Arlt la tensión entre información y experiencia.”


LIBRO MÚLTIPLE
Este es un libro con múltiples accesos. Es de notable ayuda para el periodista que podrá aprender las maneras de experimentar estilos y recursos, muchos de ellos impensados aún en la actualidad. Le sirve al historiador quien puede cotejar hechos y pensamientos de la gente de un tiempo clave para la civilización mundial. Para quien gusta de las letras, encontrará en el cúmulo de grafías, verdaderas joyitas que le arrancarán alguna asombrosa onomatopeya. Claro está que también el lector común (el de diarios) tiene su lugar, logrará aquí imbuirse en algunos temas y situaciones de un pasado no tan lejano…
Roberto Arlt, tiene la versatilidad de cambiar de registros. Esa es la grandeza de un escritor, poder llegar a la mayor cantidad de lectores; pero aportando creatividad y refrescando la lengua en cada artículo escrito. Es un gran desafío, construir textos bellos, útiles, comprensible, pero sin caer en lo liviano y lo soso.
“En la notable serie de notas escritas “al margen del cable” incluidas en este libro, a las que me he referido (continúa Piglia), Arlt trabaja directamente sobre la interpretación de la noticia. Esas crónicas están construidas básicamente sobre una escena de lectura: Arlt comenta los cables que lee. Y su modo de leer es extraordinario. Amplifica, expande, asocia, cambia de registro y de contexto las noticias que recibe. Las revela, las hace visibles. Arlt ha titulado la mayoría de sus crónicas usando el modelo de una técnica gráfica (las aguafuertes, el ácido que fija la imagen) porque quiere fijar una imagen, registrar un modo de ver.”
En recuadro aparte les ofrecemos la primera crónica que pública en El Mundo, no sólo para que aprecien su escritura, sino porque tiene como escenario a Río Cuarto, que es contrastada (levemente) con la ciudad que la venía opacando: Villa María.


REVALORIZACIÓN DE LA CRÓNICA
Como bien afirma la compiladora del volumen Rose Corral, la crónica periodística se encuentra en un lugar marginal en la historia literaria, y si bien esa tendencia se va revirtiendo, no es lo común. “El paisaje de las nubes” (nombre del libro, pero también de su última crónica publicada) se conforma en un gran paso en pos de ese reconocimiento.
Aquí hay vivencias, historias, realidades que se matizan con la pluma del periodista y con la inagotable cantera de recursos literarios con que los ornamenta Arlt. A casi 70 años de la muerte, este aporte refresca la visión de un escritor que fue denostado por otros “grandes intelectuales”, quienes utilizando argumentos de poco peso le hicieron sombra a quien es uno de los profesionales más importantes e influyentes de nuestras letras latinoamericanas. Pareciera que la contemporaneidad es injusta con los grandes hombres cuando están vivos; pero el tiempo, la clepsidra, es quien se encarga de enaltecer y solidificar la imagen y obra de estos trabajadores. Allí se inscribe Arlt.


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ORO NEGRO EN RÍO CUARTO
Por Roberto Arlt

Una bomba de oro ha reventado en Río Cuarto. Río Cuarto, la ciudad muerta envuelta en torbellinos de tierra roja. Pero ya no estará muerta. Ha resucitado.
En Coronel Baigorria el ingeniero Reyes afirma haber encontrado petróleo. ¡Petróleo! ¡Oro negro! Una sinfonía de borbotones de betún se levanta ante los atónitos ojos de los destripaterrones que manejan Ford y desnatan leche. Sueño de vascos, de gallegos, de italianos. ¡Petróleo! ¡Oro!
Una suerte de delirio negro y rosa cruza en estos momentos, con sus ráfagas de billetes de banco, las imaginaciones de los hombres del departamento. Perspectivas de pleitos. Anulaciones de boletos de venta. Pérdida de señas. Es la hora en que cada chacarero de Río Cuarto, la solitaria, admite la posibilidad de que bajo sus terrones ondula, espesa, la tardía sangre de la tierra.
¡Petróleo! En cada casa de la solitaria Río Cuarto, con su plaza, su iglesia, sus calles anchas empedradas, con picapleitos cetrinos, con agentes de automóviles de apellido español o italiano, con grandes almacenes de ramos generales donde los vendedores son habilitados, con “procuradores diplomados” y chicas que están en la primera parte del Czerny, en cada casa de Río Cuarto, que despacio se sentía morir bajo la competencia de Villa María, hoy un sueño de increíble prosperidad sacude las esperanzas de esas gentes: ¡En Río Cuarto hay petróleo!
Petróleo. Riqueza. Destilerías. Mares de obreros. Bares con music halls, sueños de ventrudos tratantes. Bares. Mujeres que muestran las piernas. Orquestas. Pleitos. Pleitos en torno de todas las hijuelas. Pleitos en torno de los boletos de venta rescindidos. Sueños de los almacenes de ramos generales. Camiones, hileras de camiones con mercadería. Sueño galopante del vecindario de Coronel Baigorria. Sueño del turco que tiene un lote. Sueño del italiano que tiene una chacra. Sueño del español que arrendó un terreno. Sueño del inquilino que contrató una casa. ¡Enriquecerse! ¡Enriquecerse!
Esta noche, mañana, pasado, no encontrará usted un solo vecino que le venda un lote de tierra en Coronel Baigorria. No encontrará un solo propietario de Río Cuarto hoy dispuesto a vender. Petróleo, petróleo. Los agentes de automóviles, la casa del jefe político, en teléfonos, caras pegadas a los auriculares. Conferencias. Las ediciones de los periódicos de la Capital disputadas en la estación. Los chacareros en el hotel discutiendo la noticia. Las esperanzas inflándose como la leche en la marmita. ¡Petróleo! ¡Oro! ¡Music halls, con mujeres que muestran las piernas! Coimas, sueños de coimas. Aumento del servicio médico. Ensanchamiento de las boticas. ¡Oro! ¿Quién piensa vender hoy en Coronel Baigorria? Nadie. Nothing. Nadie. Nothing. ¡Oro! ¡Dólares! ¡Torres! ¡Destilerías!
Los pueblos de los alrededores creciendo. Los demacrados picapleitos engordando. Cambiándose el cuello. Lavándose la camisa. Los estudios de abogados abriendo las persianas. Los estudios de Czerny renovándose con más vigor. Un marido ingeniero. Un marido catador. Un marido jefe de contaduría. No importa. ¡Oro, oro! Sueño del petróleo. El petróleo brotando de la tierra, negro, hediondo, precioso, maravilloso. ¡Oro! ¡Petróleo! ¡Oro! ¡Petróleo! Una sinfonía. Sueño de cabarets descomunales. Los chacareros retorciéndose el bigote. Los partidos políticos languidecidos, fortalecidos prestamente. Los bancos. Los bancos. ¿Qué gerente no abre los ojos? Reuniones de directorios. ¡Fiebre! Botellas de cerveza reventando. Botellas de champaña. ¡Oro! ¡Petróleo! La tierra envuelta por los largos vientos cruza los poblados de Río Cuarto. Bajo las estrellas, entre los reverberos del sol, tremendos, en los pescantes de las chatas de cuatro ruedas descomunales, en los talleres de vulcanización, en las carpinterías, en los almacenes, en las esquinas, en el taller del zapatero, en lo del turco Alí, en lo del fascista Cristóforo, en lo del comunista Jaime, consigna única: ¡Petróleo! ¡Petróleo! ¡Petróleo! Sueños de enriquecimientos fabulosos. De millones. De cientos de millones.
No se habla, no se piensa en otra cosa. Abajo hay petróleo. ¡Qué importa la posible guerra europea! ¡Qué importa la Revolución Española! ¡Qué importa todo si hay petróleo! Aquí, aquí abajo, donde golpea el zapato. Mañana mismo, pasado, dentro de dos meses. Ahora no puede tardar. Todos sueñan.
¡Ha ocurrido! ¿Cómo ocurrió? ¿Por qué ocurrió? ¿Cómo no ocurrió antes? Palabras, palabras, palabras. ¡Villa María! Villa María no existe en el mapa. Ahora es Río Cuarto, Río Cuarto la solitaria. De avenidas anchurosas. De picapleitos flacos. De muchachas desganadas.
Río Cuarto, cabeza de departamento. Con tribunales. Con jueces. Es un sueño. Ha ocurrido. ¡Allí está! No basta nada más que esperar un poco y de pronto el petróleo en un chorro de betún tocará el cielo. Los pastos verdes quedarán cubiertos de alquitrán. Nubes de humo ennegrecerán el cielo. Rascacielos. ¿Por qué no? Pueden surgir. Quién no sueña con rascacielos. Véalos. Allí están en el hotel principal, en el comedor del hotel principal, en la sala del abogado principal, allí están todos los conspicuos de Río Cuarto hablando de la noticia, escuchando con los ojos brillantes la palabra de un ingeniero, de dos ingenieros, de diez ingenieros. Explicaciones. Hipótesis. Palabras doradas. ¿Quién ha dicho que la vida no es hermosa cuando hay petróleo?


“Tiempos presentes”, 12 de marzo de 1937.


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ROBERTO ARLT


Su nombre completo fue Roberto Godofredo Christophersen Arlt. Nació el 2 de abril de 1900 en Buenos Aires. Fue novelista, cuentista, periodista y dramaturgo.
Publicó las novelas “El juguete rabioso” (1926), “Los siete locos” (1929), “Los lanzallamas” (1931) y “El amor brujo” (1932); los libros de cuentos “El jorobadito” (1933), “El criador de gorilas (1941) y “Un viaje terrible” (1941). En cuanto a sus obras de teatro, “300 millones” (1932), “Prueba de amor” (1932), “Saverio el cruel” (1936), “La isla desierta” (1938) y “La fiesta de hierro” (1940). Los libros “Aguafuertes porteñas” (1933) y “Aguafuertes españolas” (1936) resguardan un porción de su actividad periodística que comenzó allá por 1928 en el diario El Mundo. Posteriormente se publicaron compilaciones de sus aguafuertes gallegas, andaluzas, asturianas, vascas y africanas.
En 1935, viajó a España y África enviado por El Mundo, de donde aparecen sus Aguafuertes Españolas. Arlt permaneció en Buenos Aires, salvo este viaje y alguna que otra escapada a Chile y Brasil.
Murió de un ataque cardíaco en Buenos Aires, el 26 de julio de 1942.



(*) Publicado en El Diario del Centro del País, domingo 01 de noviembre de 2009.-