lunes, 10 de noviembre de 2014

Poema a Mauro Guzmán

                                              a Mauro Guzman


Soy otra vez la mano que apretuja la brasa,
ese calor quemando la carne,
ese vano intento de atrofiar huellas trazadas
entre un trastabillar y otro.
Soy el peso del aire cuando exhalo las penurias,
ese barco de papel sobre un océano de fuego,
el rostro furioso del viento que golpea
sobre el dorso de un espejo negro.
Camino a paraguas extendido
sobre este vendaval de noviembre
que estalla los vidrios profundos
de un cuerpo de falso concreto.
Me he convertido en el vagabundo
que se apasiona con la silueta provocadora del silencio,
un perro que añora la paz
que da el aroma a tierra mojada,
la calma que reina entre el tic y el tac
de un implacable reloj,
la sombra que ofrece un poema en madrugada.
¿Cuántas noches quemará este sol?
¿Cuántos colores abrigarán esta imagen en sepia?
¿Qué melodías llegarán desde el próximo marzo?
¿Hacia dónde guiarán las preguntas no dichas?
Me detengo en la orilla del ocaso.
Veo la punta de un ovillo que desteje el mañana.
Hacia allá voy.



09/11/2014

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